USO DEL FUSIL REMINGTON EN EL EJÉRCITO DE VENEZUELA
Revisando material bibliográfico sobre la historia del uniforme militar
venezolano, me tope con un interesante material relativo al fusil denominado
”Remington”, en la Memoria y Cuenta del Ministerio de Guerra y Marina que se
presentó ante el Congreso de Venezuela el 20 de febrero de 1892 por el General
Alejandro Ibarra.
Se
trata del folleto titulado “Cartera del Soldado” redactado con el fin de servir
de manual de instrucción en el uso y conocimiento del citado fusil, que desde
los primeros años de la década de 1870 y por iniciativa del General Guzmán
Blanco, comenzó a ser arma regular del ejército venezolano (aunque persistirán
por algunos años más en uso los fusiles de pistón), hasta ser paulatinamente
sustituido a partir de 1893 por el modelo Mauser 71/83, éste último introducido
durante el gobierno del General Joaquín Crespo. El citado manual, es obra de un
oficial del ejército de nuestro país, el
Capitán José Antonio Espinoza, poseyendo el mérito adicional de haber sido
pensado y adaptado a nuestro idioma y costumbres, se aprobó como texto de uso general
en nuestra fuerza armada luego de haber analizado y reconocido sus ventajas.
Hasta la adopción en nuestro ejército de la “Cartera del Soldado”, se
utilizaban como manuales de instrucción para el uso del fusil Remington, obras
traducidas del inglés, y manuales de táctica para dicha arma publicados en
España, como las obras del Marques del Duero (publicada en Madrid en 1864) y el
Berdan. En Venezuela, se usaron varios modelos del fusil Remington 1871, entre
ellos los calibres 50, 58 y el 43 con bayoneta sable.
“CARTERA DEL
SOLDADO
Por el
Capitán José
Antonio Espinoza,
Mandada a Publicar
y Adoptar como Texto General del Ejército Por el
GENERAL JULIO F.
SARRIA
Ministro de Guerra
y Marina, Según Resolución Ejecutiva de 31 de Octubre de 1891
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ES PROPIEDAD
DEL AUTOR
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Aunque mucho se ha escrito en verdad acerca de
la teoría y descripción del “Remington” nos tropezamos sin embargo con el grave
inconveniente de que los grandes tratados sobre la materia, de suyo muy
extensos, son inadecuados a la natural inteligencia del soldado: y que los que
la han compendiado han omitido muchos detalles que son indispensables conocer.
Por
tanto, procurar un método fácil y sencillo y al alcance de cualquier
inteligencia, es el único móvil que nos ha impulsado al escribir este pequeño
tratado; y muy lejos de ridículas pretensiones, que jamás han tenido cabida en
nuestro ánimo, lo que queremos es, no enseñar, sino exponer el resultado del
estudio que hemos hecho sobre la materia, por si nuestros superiores lo
encontraren aceptable y de alguna utilidad.
EL AUTOR.
DESCRIPCIÓN DEL REMINGTON.
Considerémoslo dividido para su estudio en dos partes principales, a
saber: la parte metálica y la parte de madera.
La
parte de madera es la que constituye la CAJA del fusil.
La
parte metálica es el fusil propiamente dicho.
LA CAJA.
Esta se compone de dos piezas; LA CAÑA y LA CULATA.
Como fácilmente se comprende, la CAJA de este fusil es una parte
puramente complementaria y la forme que afecta no nos presenta en manera alguna
nada de particular.
La
CAÑA, figura 3, tiene por objeto, a más de servir de asiento al cañón, precaver
la mano del tirador de la alta temperatura a la que sube éste después de
algunos disparos consecutivos. Se distingue en la caña, la canal que está
practicada en el sentido de su longitud y por el lado opuesto a aquel que
descansa el cañón. Esta canal sirve para colocar la baqueta y se llama
Baquetero.
LA CULATA.
Esta pieza, figura 4, tiene por objeto complementar la forma del fusil,
sirviendo a la vez de punto de principal apoyo. La parte la .b. se llama
Garganta y es por donde se toma con más frecuencia el fusil cuando se esta
maniobrando con él. Las partes (c.) y (d.) se llaman respectivamente punta y
talón de la culata.
PARTE METÁLICA.
Esta se compone de siete partes principales que son: El Cañón, el Cajón
del mecanismo, el Mecanismo, el Guarda-monte,
la Bayoneta, la Baqueta y las Guarniciones.
CAÑÓN.
Este, figura 2, (a. b.) es de acero fundido. Su superficie exterior
presenta una forma tronco-cónica. El extremo superior (a.) se llama BOCA y el
otro extremo (b. c.) roscado a fin de que pueda atornillarse en la parte
superior del Cajón del mecanismo, recibe junto con aquel la denominación de
RECÁMARA. La parte interior, hueca y de forma cilíndrica, se llama ÁNIMA y está
surcada en el remington español por seis estrías en espiral, mientras que en el
americano sólo son cinco las estrías. Estas, en ambos fusiles, parten desde la
BOCA y van a terminar a un tercio antes de llegar a la RECÁMARA.
Tienen por objeto dichas estrías imprimir al proyectil en el momento del
disparo, además del movimiento de traslación debido al impulso de las materias
explosivas, otro de rotación sobre su propio eje; es decir: que las estrías
vienen a desempeñar el papel de una tuerca para con la bala que se desliza
rápidamente en el ÁNIMA del CAÑÓN, y es así que el proyectil continúa animado
de estos dos movimientos en toda su trayectoria, hasta atravesar el objeto a
donde fue dirigido. Debido a esta circunstancia es el fenómeno que se observa
en la práctica que, cuando un proyectil atraviesa las paredes de un cuerpo, el
diámetro de la boca por donde efectúa su salida es mucho mayor que el diámetro
de la boca por donde penetra.
Con
el empleo de las rayas en las armas portátiles de fuego se ha logrado en todo
lo posible tender la trayectoria, esto es, hacer que la curva que traza el
proyectil en su camino, se acerque más y más a una la línea recta.
Se
distingue también en el Cañón y adherido próximo a la BOCA un resalte [d.] el
cual recibe el nombre de MIRA. El extremo de la mira adherido al Cañón se llama
PEDESTAL y el otro extremo se llama CUSPIDE. Esta pieza es uno de los puntos
por donde se dirigen las líneas de mira.
En el costado derecho del cañón [*] Entiéndase por costado derecho e
izquierdo del fusil, los que corresponden respectivamente al costado derecho e izquierdo
del tirador, cuando éste está en la posición de apunte.
Y
también adherido junto a la base hay otro resalte, pero mucho más largo que la
mira; éste se llama DIRECTRIZ DE LA BAYONETA y sirve para sostener a esta en el
fusil. Próxima a la recamara y en la misma dirección que la mira, se encuentra
el ALZA [e.] figs. 2 y 13. Esta pieza esta atornillada en el Cañón y de ella
hablaremos separadamente. Por último, en la cara diametralmente opuesta a la en
que se encuentra la mira y el alza, hay una pieza también atornillada al cañón,
que se llama CHATON, fig. 2 (f.) y tiene por objeto incrustarse en una
escotadura practicada ad hoc en la caña, sirviendo así de uno de los puntos de
apoyo de ésta, con el cañón.
CAJÓN DEL MECANISMO.
El
Cajón del mecanismo, figura 5, que también es de acero, es la pieza de adentro
de la cual funciona todo el mecanismo del remington. Sus caras, derecha e
izquierda, reciben respectivamente la denominación de PLATINAS derecha e
izquierda. La parte superior (a. b.) esto es, donde está atornillado el cañón
en su interior hueca; es ahí precisamente donde se aloja la cápsula y ya hemos
dicho que se llama recámara. El otro extremo (c. d.) que termina en forma de
cola se llama RABERA, y es uno de los puntos de apoyo de la culata. En el
extremo (g.) que está debajo del cañón, se desliza en su interior una pieza que
se conoce con el nombre de ESCUADRA, ésta tiene en su centro una tuerca en la
cual se atornilla la parte roscada que tiene la baqueta en uno de sus extremos,
impidiendo así la libre salida de ésta del baquetero. Hay por último en el
interior del cañón del mecanismo una barrita de acero que atraviesa las dos
platinas y está remachada en ellas. Esta pieza sirve para limitar el movimiento
del percutor cuando éste es impulsado hacia atrás. Los taladros [f. y f.]
practicados en ambas platinas tienen por objeto sostener los ejes o pasadores
[1 y 2] del percutor y del obturador; los [h. y h.] también practicados en
ambas platinas sirven para dar paso a los tornillos del GUARDA-MONTE (3 y 4) y el (c.) es donde se fija el
tornillo [5] de la BRIDA.
MECANISMO.
El
MECANISMO se compone de las piezas siguientes: Percutor, Obturador y sus
correspondientes ejes o pasadores, Extractor, Disparador, Palanca de doble
acción, o de retenida, Muelle real, Muelle del Disparador, y Muelle de la
Palanca de doble acción.
PERCUTOR.
Como lo indica su nombre para percutir, es decir, golpear. Se considera
dividida esta pieza fig. (6), en tres partes: CABEZA, CUERPO, y PIE. En la
CABEZA, se distingue la cresta [a] que es donde se apoya el dedo pulgar de la
mano derecha para moverlo hacia adelante o hacia atrás; y el martillo (b.) que
es el que pega directamente en la cabeza del punzón.
En
el CUERPO se distingue un taladro (c.) que es por donde penetra el eje o
pasador.
En
el PIE se notan dos dientes, uno que es para el seguro (d.), y otro que es para
disparar (f.). La parte posterior (g. h.) es cóncava para poderse amoldar en la
convexa del obturador, y en la parte anterior se encuentran dos rebajos; el
primero (m.) es el que tropieza con la barra-tope, que hemos indicado en el
cajón del mecanismo y el otro (n.), es donde actúa directamente el extremo
libre del muelle real.
OBTURADOR.
Claramente nos está diciendo su nombre el fin a que está destinado.
Esta es la pieza que cierra la recámara impidiendo la salida de la
cápsula de su alojamiento, y al mismo tiempo el escape de los gases en el
momento del disparo.
Considerémoslo dividido en dos partes: CABEZA y CUERPO. Fig.(7).
En
la CABEZA se nota la cresta (a.) que es donde se apoyan los dedos pulgar e
índice de la mano derecha cuando se va a abrir o cerrar la recámara.
En
el CUERPO se nota el taladro (b.), que es por donde penetra su eje o pasador.
La parte (e. d. f. g.), rebajada, es donde se aloja y juega el extractor. En el
centro del extremo inferior se nota también un pequeño rebajo (m.), que es
donde funciona el extremo del brazo mayor de la palanca de doble acción. En su
parte superior hay otro rebajo (n. n.), que es donde descansa el martillo del
percutor después del disparo. Por último, en el interior del OBTURADOR hay
practicadas dos aberturas; una cónica, donde se mueve el punzón [s. t.] y la
otra rectangular, donde se mueve la palanca reguladora del mismo. El extremo
[s.] del punzón es el que pega contra la cápsula cuando el otro (t.), recibe el
golpe del PERCUTOR. La palanca reguladora es la que le comunica el movimiento
de vaivén al punzón, y se logra también con el auxilio de ella, que la punta
posterior de éste, no sobresalga y choque contra la cápsula cuando el OBTURADOR
está cerrado y no caído el percutor. Esta pieza está sostenida en el obturador
por medio de un perno que la atraviesa en su centro.
EXTRACTOR
Dos
son las clases de extractores más usados hasta hoy en el remington, uno que es
una plancha rectangular, de acero, que funciona en el costado izquierdo de la
recámara fig. 8, y el otro fig. 9, que es un disco de forma circular también de
acero y funciona en el costado izquierdo del obturador. Pasemos a describirlos
separadamente.
El
primero, fig. 8, consta de vara; [a. b.] y de la uña [c.]; ésta es arrastrada y
con ella todo el extractor, por el movimiento del obturador, el cual tiene un
rebajo para engranar en aquella. El extractor tiene además una pestaña [i.],
que es la que tropieza con el cordón de la base de la cápsula y la desaloja; y
su movimiento esta limitado por el tornillo-tope [t.], el cual no le permite
moverse sino en la extensión del rebajo [d. f.].
El
otro extractor, fig. 9, sirve como el anterior para extraer la cápsula quemada
o sin quemar que pueda contener la recámara; ésta como anteriormente hemos
indicado, funciona en el costado izquierdo del obturador y descansa sobre el
mismo eje de éste.
Su
centro está naturalmente taladrado, para darle paso al eje en su parte superior
se nota una pestaña [a.], que es la que tropieza con el cordón de la base de la
cápsula; y en su parte inferior se distingue otra pestaña [b.], que es el punto en que le comunica el obturador
su movimiento. Veamos como es que el obturador le transmite su movimiento,
efectuándose por consiguiente el desalojamiento de la cápsula.
Supongamos cerrada la recámara, es decir, el obturador completamente
ajustado a ella. En este estado la pestaña (a.) del extractor esta incrustada
en un rebajo que tiene para el efecto la recámara; y entre el punto [f.] del
rebajo del obturador y la pestaña (b.) del extractor, hay una pequeña
separación. Al empezar a abrirse la recámara, el punto [f.] del obturador
empieza a acercarse al punto (b.) del extractor y tropezando al fin con éste
arrastra consigo en su movimiento toda la pieza. Como la pestaña (a.) ha tenido
que moverse también en la misma dirección, y se encuentra colocada detrás del
cordón de la base de la cápsula, fácil es comprender que tiene que tropezar con
él, extrayendo por consiguiente aquella de su alojamiento.
Como la cápsula no queda totalmente extraída, se termina ésta operación
quitándola con los dedos pulgar e índice de la mano derecha.
GUARDA-MONTE
Antes de pasar a describir las piezas que nos faltan del mecanismo,
hablaremos del GUARDA-MONTE, por ser en él donde se apoyan todas aquellas.
El
GUARDA-MONTE, fig. 10 [a. b. c. d. f.] sirve para cerrar la parte inferior del
cajón del mecanismo, y además, como hemos indicado, de apoyo a cinco de las
piezas del mecanismo. Se fija a las platinas por medio de los tornillos (3 y
4), fig. 5, “como dijimos en la descripción del cajón del mecanismo”. En su
centro hay practicada una abertura rectangular que sirve para fijar el DISPARADOR.
La parte (b. c. d.) recibe el nombre de Arco del guarda-monte, y sirve para
precaver al disparador de los choques que pudiera sufrir y la parte (d. f.) se
llama Rabera del guarda-monte, y es otro de los puntos en que se apoya la
culata. Por último los taladros (1 y 2) es por donde pasan los tornillos que lo
fijan a las platinas.
MUELLE-REAL
Esta pieza, fig. 10 [h. i.] es una lámina de acero templado, y se fija
al guarda-monte por su extremo [h.] por un tornillo, mientras que el otro
extremo [i.] es el que se apoya en el rebajo [n.] del percutor. La fuerza
elástica de esta pieza se utiliza como fuerza motriz y es la que determina la
fuerte caída del percutor.
MUELLE DEL DISPARADOR
Esta pieza, fig. 10, (j. k.), también es una lámina de acero templado,
ligeramente arqueada, cuya parte convexa ve hacia el guarda-monte. El extremo
[j.] se fija al guarda-monte por medio de un tornillo, y el otro extremo actúa
sobre el disparador haciendo que la uña de éste esté siempre dispuesta a
engranar en los dientes [d.] del seguro y [f.] del disparador, que tiene en su
pie el percutor.
DISPARADOR
EL
DISPARADOR, fig. 10, [m. n.] no es otra cosa que una pequeña palanca que jira
cerca de su extremo superior alrededor de un perno (8) que le sirve de eje y le
sostiene en el interior de la abertura rectangular que hemos dicho está
practicada en el centro del guarda-monte. El brazo superior termina en una
uña [n.] que es la que engrana en los
dientes [d.] del seguro y [f.] del disparador que tiene en su pie el percutor.
El brazo inferior [m.] llamado cola está completamente fuera del guarda-monte y
protegido por su arco, siendo éste el punto en que se apoya el dedo índice de
la mano derecha del tirador para hacer fuego.
PALACA DE RETENIDA O DE DOBLE ACCION
Esta palanca, fig. 10, [p. q.] está sostenida en el gurda-monte por
medio del perno [4]. Su brazo mayor [q.] es el que se apoya con el rebajo [m.]
del obturador y hace que éste se ajuste completamente contra la recámara. El
brazo menor [p.] funciona por debajo de la uña [n.] del disparador y
sirviéndole como de cuña, refuerza el intimo contacto de éste con los dientes
del percutor.
MUELLE DE LA PALANCA DE RETENIDA O DE DOBLE
ACCION
Este muelle, fig. 10, [t. u.] fijo por uno de sus extremos al
guarda-monte por medio de un tornillo, es una pequeña lámina de acero templado,
ligeramente arqueada. Su parte convexa es la que ve hacia el guarda-monte y su
fuerza elástica se utiliza en el brazo mayor de la palanca de doble acción,
obligando a éste a comprimir el obturador contra la recámara.
BAYONETA-SABLE
Esta bayoneta, fig. 11, se compone de las partes principales siguientes.
– Cuchilla [a. b.], Crucero [c. d.], Cubo [d. f.], Puño [m. n.] y Muelle [h.].
La cuchilla tiene la misma forma que la de un
sable cualquiera. En el crucero se distingue el cubo, que es la parte que
ajusta en la boca del fusil y en el puño está colocado el muelle que es el que
tranca a la bayoneta en la directriz, que, como hemos indicado anteriormente,
se encuentra soldada en la parte superior del cañón.
El
empleo de ésta clase de bayoneta ha sido rudamente combatido y proscrito por
completo en muchos cuerpos de infantería. Muchas han sido las razones que han
expuesto los que la han combatido, y entre otras citaremos las de dos
aventajados militares españoles. Dice el Comandante Don Carlos Banús, en su
excelente tratado sobre “Táctica Elemental”, al hablar de la bayoneta-sable lo
siguiente: “Las principales condiciones que una Bayoneta debe reunir son dos:
fuerza y ligereza. Esta segunda condición es tanto más indispensable cuanto
menor es el calibre del arma, porque entonces el cañón es más grueso y más
pesado. De aquí se deduce que la Bayoneta no puede tener gran longitud, pues
cuanto mayor sea, más se aparta del punto de apoyo del fusil el centro de
gravedad. Tampoco conviene que tenga mucha sección. Por estas razones creemos
que es inconveniente el uso de la Bayoneta-sable, cuyas dimensiones son
excesivas y contribuyen a hacer el arma pesada.”
Y
el Teniente Coronel de Ingenieros, Don Manuel Cano y León, en su obra “Armas
Portátiles de Fuego”, agrega lo siguiente: “En algunas naciones se ha tratado
de sustituir la bayoneta por un Sable-bayoneta. Esta ha tenido muchos admiradores;
pero ha sido objeto también de censuras agrias, bastante justificadas en
general, pues por su considerable peso, puede decirse que ha hecho volver el
papel de la bayoneta a su primitiva época; en que no era posible valerse del
fusil como arma de fuego, sin que cambiase las condiciones del tiro en el arma
en que se use.”
Efectivamente se necesita no haber tomado nunca un Remington armado de
Bayoneta-sable y llevado a la posición de apunten para dejar de comprender no
solo que no puede haber puntería posible sino que por hercúlea que sea la
resistencia de un soldado, apenas podrá soportar cinco minutos en una serie de
disparos consecutivos sin que se sienta agobiado por el cansancio y la fatiga.
El
empleo y uso de la bayoneta en las armas portátiles de fuego, data del año de
1.641. Para aquella época era tan imperfecta la bayoneta que se tenia, que al
usarla inutilizaba por completo el arma para el fuego, convirtiéndola
simplemente en arma blanca.
Luego, en el año de 1.681, el General Machay introdujo en el Ejército
inglés con éxito feliz la BAYONETA DE CODILLO, salvando con ella el grave
inconveniente que hasta entonces existía. Esta a su vez ha sufrido ventajosas
modificaciones, hasta llegar a la que actualmente se tiene como más perfecta, según
la respetable opinión de discretos y aguerridos militares.
LA
BAYONETA DE CODILLO, modificada, se compone fig. 14, de cuatro partes, a saber:
Hoja [a. b.], Codillo [a. c.], Cubo [d. f.], y Anilla [m. n.]; la primera parte
es de acero y las otras tres de hierro. La sección de la hoja de ésta bayoneta,
es triangular o cuadrangular, distinguiéndose en su longitud tres o cuatro
canales que se conocen con el nombre de Goteras, y es tal su elasticidad, que
después de sometida a una flexión cualquiera recupera su forma primitiva.
CODILLO: ésta parte, por la forma que afecta, es la que separa la
dirección de la hoja, de la del cañón y permite por consiguiente poder hacer
fuego con el fusil, sin necesidad de desarmarlo de la bayoneta.
Cubo: ésta es la parte por donde se sujeta la bayoneta al cañón y está
provista de una ranura compuesta de tres partes, dos verticales y la intermedia
horizontal, siendo ésta última por donde pasa el punto de mira.
LA
ANILLA: ésta se compone de dos arcos semi-circulares, unidos por un perno en
dos de sus extremos y por los otros dos extremos que terminan en unas pequeñas
orejas, lo están por un tornillo; así pues, la pieza afecta la forma de una
bisagra y al armar la bayoneta cuando el punto de mira ha pasado por encima de
la anilla, con solo darle a ésta un cuarto de giro quedará completamente
asegurada la bayoneta.
La
fig. 15 nos representa gráficamente el modo como funcionan y están colocadas
todas las piezas del mecanismo.
LA BAQUETA
Esta
pieza, fig. 12, se compone de tres partes: Cabeza (a. b.), Barilla (b. c.) y
Punta (c. d.).En la cabeza se distingue una ranura y varias roscas; en aquella
se introduce el trapo cuando va a limpiarse el arma con la BAQUETA y las roscas
sirven para sujetar también el trapo de limpiar y aumentar el rozamiento de los
dedos cuando se va a sacar del baquetero. En la punta se distingue una parte
roscada (c. d.) que sirve para engranar en la tuerca de la Escuadra e impedir
así la salida de la baqueta del baquetero. La baqueta no debe utilizarse para
la limpieza del ánima del cañón, sino en un caso puramente excepcional, pues
éste hábito traería por consecuencia la destrucción de las aristas de las
estrías, y por consiguiente a inutilización del arma. Así pues, para este fin
no se emplean sino las varas lavadoras, que por ser menos duras que el acero
ceden a los choques que sufren contra las aristas en el movimiento de vaivén.
Estas varas deben tener de longitud una tercera parte más que la del cañón y
estar provistas en una de sus puntas, de una rosca, a fin de sujetar bien el
trapo lavador.
LAS GUARNICIONES
LAS
GUARNICIONES las componen las piezas siguientes: Las tres Abrazaderas, Las dos
Anillas, El Casquillo, La Cantonera, La Brida y El Tornillo de Rabera.
Las
tres ABRAZADERAS, fig. 1, (1, 2, 3) tienen por objeto sujetar perfectamente La
CAÑA al cañón. También sirven de punto de referencia para el manejo del arma.
Los
españoles llaman primera abrazadera la que está próxima a la recámara, segunda
la que le sigue, y tercera la que se encuentra junto a la boca del cañón.
Los
americanos, las cuentan en sentido contrario, es decir, primero la que está
próxima a la boca y así sucesivamente. Nosotros las contamos del primer modo.
EL CASQUILLO
Esta pieza, fig. 3, (a. b.) es la que refuerza la caña en su extremo
superior, impidiendo así las deformaciones que con el uso pudiera sufrir
aquella.
LAS ANILLAS
Estas dos piezas, fig. 1, (1, 2,) sirven de punto de apoyo al
PORTA-FUSIL, y se encuentran colocadas como se ve claramente en la figura, una
en la culata y atornillada en ella por su base y la otra en la segunda
abrazadera. El porta-fusil es una correa que tiene por objeto colgarse el fusil
al hombro. El uso de éste aditamento es indispensable en el servicio de
campaña.
LA CANTONERA
La
CANTONERA, fig. 4, (c. d.) tiene por objeto resguardar la parte inferior de la
culata contra los continuos choques que pueda ésta sufrir en el suelo o en los
armeros. La forma cóncava que presenta en su centro es para que pueda amoldarse
perfectamente al hombro del tirador. Ella se sujeta a la culata por medio de
dos tronillos.
LA BRIDA
Esta pieza, fig. 5, (m. n.) se aplica a la platina izquierda del cajón
del mecanismo, quedando sujeta a él por medio del tornillo (5,) y sirve para
impedir que se salgan de sus respectivos alojamientos los ejes del percutor y
del obturador.
TORNILLO DE RABERAS
Este
tornillo, fig. 10, [z. z.] atraviesa por su extremo a la Rabera del cajón del
mecanismo y a la culata por la garganta, y va a atornillarse en la rabera del
guarda-monte, logrando por consiguiente el perfecto ajuste de las raberas con
la culata.
ESCUADRA
Esta pieza, fig. 16, sirve para fijar la baqueta como hemos indicado
anteriormente, y se desliza en la corredera que está practicada en el interior
del extremo [g.] del Cajón del mecanismo.
ALZA
Esta pieza es necesaria e indispensable en cualquier clase de armamento
que se use; pues solo con el auxilio de ella es que se puede lograr
precisión y exactitud en los disparos,
sobre todo a grandes distancias. Un fusil, por prefecto que sea su mecanismo
nada útil será en la práctica, desprovisto de éste importante aparato.
Entre las diversas clases de alzas que se han usado hasta hoy como son
el alza Bávara, el alza Mauser, el alza Austriaca y otras muchas, las que han
tenido casi general aceptación son las alzas de corredera, por ser las que
satisfacen con más exactitud las tres condiciones indispensables que deben
poseer estos aparatos, a saber: sencillez, solidez y facilidad para su manejo.
El
alza de corredera, que vamos a describir, es el tipo más importante de las de
ésta clase, y fue usado por primera vez en Inglaterra.
ALZA DE CORREDERA
Esta, fig. 13, se compone de tres partes que son: El Puente (a. b.), la
chapa (c. d.) y la corredera (m. n.).
EL
PUENTE es la parte que descansa sobre el cañón y está unido a él por medio de
dos tornillos. Sus costados, en forma de gradas o escalones, reciben el nombre
de graderines. El graderín izquierdo lleva una numeración desde uno hasta cinco
y corresponde a las distancias desde ciento hasta quinientos metros.
LA
CHAPA es una plancha rectangular de acero que gira en su extremo inferior
alrededor de un eje que se apoya en la parte posterior del puente. En su medio
y en el sentido de su longitud hay practicada una rendija. En su extremo
superior se nota una escotadura y un resalte, también próximo a su extremo que
se llama Talón (t.), el cual tiene también practicada en su extremo superior
una escotadura. Por último, la Chapa tiene en su costado izquierdo una
numeración de cinco hasta diez correspondientes a las distancias desde
quinientos hasta mil metros.
La
CORREDERA, es una pequeña pieza que se desliza en toda la longitud de la chapa
y sirva para fijarla a voluntad en los números que tiene aquella grabados. La
corredera se sujeta a la chapa por medio de un muelle de acero, el cual sobresale
en su parte superior un poco más que la corredera. También se observa en la
parte superior del muelle una escotadura.
METODO PARA USAR EL ALZA
Supongamos que el objeto que se desea herir se encuentra a distancia de
cien metros del tirador. En este caso se descansará completamente la chapa
sobre el puente, de modo que la corredera caiga sobre el graderín número uno.
En esta disposición la visual se dirigirá por la escotadura del talón. Para una
distancia de doscientos metros se colocará la corredera en el graderín número
dos, y la visual se dirigirá por el mismo punto que anteriormente. Para una
distancia de trescientos metros, se colocará la corredera en el graderín número
tres, y la visual se dirigirá por el mismo punto. Para una distancia de cuatrocientos
metros se llevará la corredera al graderín número cuatro, y la visual se
dirigirá por el mismo punto. Para una distancia de quinientos metros se llevará
la corredera al último graderín, y la visual se dirigirá por el mismo punto.
También puede dirigirse la visual para la distancia de quinientos
metros, levantando completamente la chapa, bajando la corredera hasta que
tropiece con el puente y dirigiendo la visual no ya por la escotadura del
talón, sino por la que tiene en su cabeza el muelle de la corredera. Para la
distancia de seiscientos metros, se dejará la chapa en la posición anterior y
se suspenderá corredera hasta que la cabeza de su muelle enrase con el número
seis y la visual se dirigirá como en el caso anterior. Para la distancia de setecientos,
ochocientos y novecientos metros, la
chapa permanecerá en la misma posición, la corredera se llevará con la misma
precaución ya indicada a los números siete, ocho y nueve, y la visual se
dirigirá como en los casos precedentes. Por último, para la distancia de mil
metros, la visual se dirigirá por la escotadura que tiene la chapa en su
extremo superior.
REGLAS PARA ARMAR Y DESARMAR EL REMINGTON.
Para Desarmarlo.
Se
supone que para esta operación el arma está descargada. En este estado se colocará
sobre una mesa o cualquier otro objeto conveniente, y así se procederá a
desarmarlo en el orden siguiente:
Se
sacará la baqueta, destornillándola de la escuadra.
Se
quitarán las abrazaderas, separando primero la tercera, luego la segunda, y por
último la primera.
Se
quitará la Caña.
Se
quitará el Alza.
Se
quitará el Chatón.
Se
quitará la Brida.
Se
llevará el Percutor a la posición de preparen, se quitará el eje del Obturador
y en seguida éste.
Se
bajará el Percutor hasta que su cresta tropiece con la recámara, se quitará su
pasador y luego se sacará el Percutor.
Se
quitará en tornillo de las raberas.
Se
quitarán los dos tornillos que sujetan el Guarda-monte al cajón del mecanismo.
Separados estos dos tornillos, el mismo gurda-monte se separará un poco
de su alojamiento, debido a la fuerza elástica del Muelle real y así podemos ya
sin dificultad alguna separar la enlata.
Se quitará
por completo el Guarda-monte.
Se
sacará de su alojamiento la Escuadra.
Las
piezas que están apoyadas en el Guarda-monte se separarán en el orden
siguiente:
Se
quita el Muelle real.
Se
quita el Muelle del disparador.
Se
quita el Disparador.
Se
quita la Palanca de doble acción; y
Se
quita el Muelle de ésta.
Para Armarlo.
Para armarlo se procede en el orden siguiente:
Se
colocarán todas las piezas que se apoyan en el Guarda-monte, en el orden que
sigue:
Se
colocará el muelle de la Palanca sin atornillarlo completamente a fin de que
pueda entrar sin dificultad la palanca.
Se
fijará la Palanca, y luego se acabará de atornillar su muelle.
Se
fijará el Disparador.
Se
fijará su muelle.
Se
fijará el Muelle real.
En
seguida se colocará la Escuadra.
Se
colocará el Guarda-monte y se fijará con sus correspondientes tornillos,
cuidando de colocar primero el que está más próximo al cañón; y como el Muelle
real impide el encajonamiento de la parte próxima a él, se hace sobre ella un
pequeño esfuerzo con la mano izquierda y así lograremos llevarla sin dificultad
a su lugar.
Se
introduce la Culata y se fija con el tronillo de las raberas.
Se
colocará el Percutor completamente inclinado hacia adelante, hasta que su
cresta tropiece con la Recamará. En esta disposición se fijará con su
correspondiente pasador y se llevará luego a la posición de arma preparada.
Como el Extractor y el Obturador descansan en un mismo eje, se
introducirán juntos en el cajón del mecanismo, de modo que el Obturador cierre
completamente la Recámara; y como el brazo mayor de la palanca impide que este
se coloque del todo en su lugar, se ejercerá sobre el obturador una pequeña
presión con la mano izquierda, cuidando de no levantarla hasta no fijarlos con
su pasador.
Se
fijará la Brida.
Se
fijará el Chatón y el Alza.
Se
fijará la Caña.
Se
colocarán las abrazaderas, primero la primera y así de seguida, cuidando de
ajustarlas con sus correspondientes tornillos.
Se
introducirá la Baqueta en su baquetero y se fijará en la Escuadra.
LIMPIEZA Y CONSERVACIÓN.
Limpieza.
Ya
hemos hablado de las varas lavadoras, que son las que deben emplearse para el
aseo del ánima del cañón. Cuando esté poco sucia el ánima, bastará solamente
empapar en aceite purificado el trapo de lavar, introducirlo en el cañón y
hacerlo recorrer dos o tres veces el ánima, hasta que observando por uno de sus
extremos se vea que está completamente limpia. Si fuera mucha la suciedad del
cañón, entonces se introducirá la boca de este en un balde de agua caliente, y
por la recámara, la vara lavadora, de modo que el trapo entre un poco ajustado,
y se le hará recorrer varias veces el ánima, a manera de émbolo, hasta que el
agua salga limpia, cuidando de que ésta no caiga en el cajón del mecanismo.
Luego se sacará el ánima y se le dará una ligera capa de aceite purificado.
Si
se nota oxidada el arma, entonces se untará la parte oxidada con una especie de
barro, que se prepara mezclando polvos de ladrillos tamizados, con aceite de
olivos purificado, y se frotará con un pedazo de madera revestido de badana.
El
aceite se purifica vertiendo sobre él plomo derretido a razón de 235 gramos por
kilogramo de aceite. Esta operación se repite dos o tres veces, sacando por
ultimo el aceite de la vasija por decantación; para cuyo efecto se esperará que
el líquido esté en completo reposo; y como quien quita capas, se irá sacando
suavemente sin moverlo.
La
grasa que debe emplearse para evitar la oxidación, es una pomada que se compone
de dos partes de manteca de cochino sin sal, dos de albayalde y una de
trementina. El ejército Alemán emplea una sustancia llamada “Virginia” cuya
composición es desconocida.
Conservación.
El
arma no debe nunca descansar con violencia, pues esta costumbre hace que se
desunan los ajustes, trastornando así el perfecto acomodamiento que deben tener
todas las piezas. La baqueta no debe emplearse sino puramente para extraer
algún cartucho que no puede arrastrar el Extractor, pues ya hemos dicho que si
se emplea para lavar el ánima del cañón, terminarán por romperse las aristas de
las estrías. El Percutor debe estar siempre en el seguro, a fin de que no se
comprima inútilmente la cabeza del Punzón. Siempre que no se esté ejerciendo
algún acto del servicio y las armas se encuentren en sus armeros, los soldados
deberán tener la precaución de untarles, antes de colocarlas en sus puestos,
una capa de grasa a fin de evitar el óxido. Hay que tener escrupuloso cuidado
con el Alza y el punto de mira, pues cualquier golpe o rotura que puedan sufrir
estas piezas ocasionará graves inconvenientes en el tiro.
APÉNDICE.
Nociones sobre el Tiro.
Tres son los conocimientos indispensables que debe poseer el soldado
para que pueda hacer disparos justos y precisos: 1º saber apreciar las
distancias a ojo desnudo; 2º dirigir con precisión las punterías; y 3º hacer
fuego.
Apreciación de Distancias.
Para instruir al soldado en este conocimiento, se fijará en un campo una
base y sobre ella se colocarán, a distancias convenidas, varios objetos, aunque
sería preferible hombres, situados de cien en cien metros. De cuatrocientos
metros en adelante se fijarán grupos o facciones de tropas formados. El
instructor empezará por hacerles notar como va disminuyendo gradualmente, así
el tamaño como la claridad a que se distinguen los objetos, a proporción que la
distancia va siendo mayor; haciéndoles observar al mismo tiempo el aspecto que
presentan aquellos, a las diferentes distancias a que se encuentran colocados.
También les hará observar que a pesar de ser igual la distancia que separa los
objetos u hombres entre sí, los cien primeros metros, presentan mayor longitud
que los cien que le sigue inmediatamente y así.,..etc.,..etc.,..etc.
Cuando el instructor juzgue que el soldado ha gravado en su memoria el
tamaño aparente que corresponde a tal o cual distancia, le hará el ejercicio
siguiente: en otro paraje y a distancias conocidas solo del instructor, irá
situando objetos u hombres; en seguida hará que el soldado deduzca aquellas por
el aspecto que le presentan estos.
Estos ejercicios deben hacerse en distintas horas del día y en distintas
condiciones atmosféricas, pues hay que tener en cuenta que estas circunstancias
influyen en gran manera acerca del tamaño aparente a que se distinguen los
objetos a grandes distancias.
Algunos autores recomiendan que para la apreciación de distancias al ojo
desnudo, se tengan presentes las reglas generales siguientes:
A
1.200 metros aparece la infantería como una lista oscura, con dientes en la
parte superior; se distingue bien de la caballería, haciéndose notar si ésta se
encuentra pie a tierra. En la infantería no se nota la línea de los pies, pero
puede aún distinguirse la formación en que se encuentra.
A
1.000 metros las filas aparecen como una lista negra, cuya uniformidad
desaparece en la línea superior de las cabezas y en la inferior de los pies. No
pueden contarse las hileras.
A
900 metros se distinguen las hileras.
A
800 metros se ven bien los movimientos en conjunto de una tropa en orden
cerrado, pero muy difícilmente los movimientos individuales.
A
700 metros se distingue, aunque vacilante, la línea de los pies y con buena luz
el contorno del cuerpo.
A
650, se reconoce el contorno del soldado de infantería, y en el de caballería
el caballo y el jinete.
A
600 se pueden contar las hileras y las filas y se ven con buena luz los
movimientos individuales de los hombres y de los caballos. No se distingue
claramente el fusil.
A
500 se ve la posición del arma.
A
450 se distinguen las cabezas de los hombres y la forma del képi, morrión o
gorra; y comienzan a aparecer los colores oscuros.
A
400 se notan los movimientos de los brazos; pero aún cuando se ve la cabeza, no
se distingue la cara ni el punto de contacto de los pies con el suelo.
A
300 se ven las manos como rayas que suelen desaparecer.
A
250 se ve la cara, aunque no se distingue la fisonomía del individuo, y se nota
la separación de las piernas.
A
200 se distinguen bien todas las partes del cuerpo, pero hay alguna confusión
en la fisonomía y detalles del uniforme.
A
150 se ven todos los detalles inclusos los botones.
De
80, a 110, el sitio de los ojos.
Como durante la noche será algo menos que imposible apreciar las
distancias por medio de la vista, hay que ocurrir al ruido.
El
Comandante Gallardo, después de numerosas experiencias, establece como
generales las reglas siguientes:
El
ruido de la corneta llega a 2.000 metros, el del tambor no se percibe
claramente más allá de 1.000 metros,; un escuadrón al trote o galope se oye a
750 metros y solo hasta 600 si va al paso; una compañía llevando el paso se oye
a 600 metros y a 400 sino lo lleva; los soldados aislados, o los caballos al
paso, a 200 metros.
Puntería.
La
puntería no es otra cosa que la conveniente posición en la que se debe colocar
el fusil, a fin de que la bala hiera en un punto determinado.
Para proceder a esta instrucción, el soldado deberá saber perfectamente
el nombre de todas las piezas del Remington y sobre todo el manejo del Alza.
Supuesto este conocimiento, se procederá como sigue: sobre un caballete de una
altura conveniente se colocará un pequeño saco de arena, sobre el cual se
apoyará el remington en su centro de gravedad, y a una distancia de diez metros
por lo menos de la boca del fusil, se colocará el blanco; este puede ser la
figura de un hombre, representada en un lienzo o en una tabla. Ya las cosas en
este estado, el instructor pasará a marcar la primera línea de mira. [*]
[*] Llamánse primera, segunda,…etc.,..etc.,
líneas de mira, las visuales que partiendo del ojo del tirador pasan por el
alza en su primera, segunda, tercera, etc., etc.,…posición, es decir las
posiciones que hemos indicado para las distancias de 100, 200, 300 metros,
etc., etc.
Para el efecto cerrará completamente el ojo izquierdo, inclinará un poco
el képi hacia la derecha y colocado por detrás del fusil, dirigirá la visual
por la escotadura del talón de la chapa, de modo que no vea de la mira, sino la
cúspide y del punto designado en el blanco, la parte inferior. Fijo ya el fusil
es esta primera línea de mira, hará que todos los soldados, uno a uno, sin tocar
el fusil, vayan dirigiendo esta visual, explicándoles al mismo tiempo el modo
como ha procedido para obtenerla. De un modo análogo procederá para las demás
líneas de mira, esto es, las correspondientes a las demás posiciones del Alza,
cuidando de ir retirando el blanco a proporción que la altura de aquella vaya
siendo mayor. Estos ejercicios los hará repetir hasta que los soldados estén
habituados a observar las distintas líneas de mira. Luego procederá a hacer que
ellos mismos sean los que dirijan las punterías, y para el efecto quitará el
arma del caballete y hará que la coloquen en la posición que antes tenía.
Enseguida mandará, por ejemplo; “alza en el número seis para apuntar a la
cabeza del blanco,” o lo que es lo mismo “sexta línea de mira para apuntar a la
cabeza del blanco.” Cuando el soldado haya manifestado estar dirigida la
puntería, el Instructor observará si está exacta; y sino lo estuviere, hará las
correcciones y observaciones correspondientes.
Después que los soldados sepan dirigir bien las punterías ayudados del
caballete se realizarán ejercicios análogos con el arma en la posición de
apunten.
Hacer Fuego.
Al
soldado ha de persuadírsele de que su arma debe permanecer inmóvil en el
momento de verificar el disparo y que al tirar del Disparador para que caiga el
Percutor, debe hacerlo con suavidad a fin de que no se descomponga ni su
posición, ni la de su arma. Para esta enseñanza, el Instructor hará llevar el
arma a la posición de apunten y colocar el dedo índice de la mano derecha en la
parte inferior del Disparador; y para efectuar el disparo, hará que lo ejecute
recogiendo y tirando lentamente del Disparador, conteniendo la respiración
hasta un momento después de haberse efectuado el disparo.
Durante estos ejercicios se colocará sobre el Obturador un pedazo de
cuero, a fin de amortiguar el golpe del martillo.
Ya
el soldado en posesión de estos tres conocimientos que dejamos expuestos para
instrucción del tiro, está en capacidad de hacer disparos justos y precisos.
Pongamos un ejemplo para aclarar estos principios.
Supongamos que al divisar al enemigo el aspecto que presente sea el de
una lista negra, sin que podamos contar las hileras de las filas. Según las
reglas anteriores el enemigo se encuentra poco más o menos a la distancia de
1.000 metros, y ya no hay otra cosa que hacer, que marcar la décima línea de
mira y hacer fuego con las precauciones que hemos indicado.
FIN DE LA CARTERA DEL SOLDADO.”
Material tomado de
la Memoria y Cuenta del Ministerio de Guerra y Marina, tipografía de “El Correo
de Caracas”, presentada al Congreso Nacional el 20 de febrero de 1892, pp.
144-170. Investigación de José Peña, Caracas – Mayo 2012.
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